viernes, 12 de diciembre de 2014

La Individualidad del "Todos somos Uno"


Se habla mucho de la UNIDAD, de que todos somos uno, de que todos somos lo mismo, y estoy de acuerdo, pero ¿Qué pasa cuando la unidad nos aleja de los demás? ¿Qué pasa cuando sentir que "eres uno" nos agobia y no sabemos qué hacer?
Bueno, en realidad, no es cuestión de que no sepamos qué hacer, sino de que no queramos hacerlo. Me explico, cuando estamos con más gente ellos nos sirven para sacar a la luz todos aquellos aspectos y facetas que hay dentro de nosotros, las que se ven y las que no se ven, las que nos gustan y las que no nos gustan.
 
Está muy bien todas las personas que hablan de la unidad como que es algo natural en nosotros, algo que hemos venido a experimentar para crear otro concepto de realidad, pero... ¿Qué pasa cuando luego queremos escapar de nuestra propia "teoría zen"? ¿Qué pasa cuando nos supera sentir que todos somos uno, y que no somos más que el reflejo de otro, y el otro, un reflejo nuestro?
En ese momento se nos crispan muchos cables porque creemos que no sabemos cómo enfrentarnos a ello. Hay algo dentro de nosotros que se altera, y ante eso, nuestra cabeza sólo encuentra como respuesta salir huyendo en vez de tratar de encontrar una solución.  Nos salimos por la tangente y nos aislamos del mundo, así sí estamos "bien". Pero, ¿para qué nos sirve saber y pregonar que todos somos uno si luego salimos corriendo a la primera de cambio? Si luego no podemos estar con gente que nos lleva los demonios... ¿Para qué nos sirve si no lo sabemos integrar en nuestra propia persona, en nuestra propia vida, en nuestra propia realidad?
En la “nueva era” hay muchas personas rozando la “iluminación mental”, pero es eso, se queda sólo en MENTE. A veces no sabemos adaptar e integrar tanto concepto y tanta teoría bonita y unificadora que leemos aquí y allá, que escuchamos a otros seres que tomamos como Maestros. No sabemos, o más bien diría yo que, no nos atrevemos a integrarlo porque eso significaría un verdadero cambio, y muchas veces sabemos que aunque lo deseemos, el cambio nos puede dar miedo.

Mentalmente es mucho "más fácil" huir del problema cuando lo tenemos delante, pero eso no sirve. Es "más fácil" aislarnos en un "mundo zen", en un paraíso desierto donde no haya ningún problema ni ningún ruido mental, que estar en el mundo real y atrevernos a solventar cada pequeño obstáculo que se nos presente. Lo "fácil" es encerrarnos en una montaña a meditar, ahí no nos vamos a encontrar nada que nos perturbe, pero la verdadera enseñanza y el verdadero crecimiento personal lo encontramos enfrentándonos a la cotidianeidad de una ciudad, dentro del trabajo, dentro de la familia, con nuestra pareja y nuestros hijos, con los vecinos, con cualquier persona que nos encontremos que nos haga sentir incómodo.
 
Sí, todos somos uno, pero no debemos olvidar que el aprendizaje es individual. Desde esa evolución personal se podrá ayudar al colectivo porque es ahí donde entra la unidad, donde sentimos el lazo energético que nos une a otros, y donde sentimos que si yo cambio y estoy mejor, el de al lado también empieza a cambiar y a sentirse mejor (o no, eso ya no es responsabilidad nuestra). Es como un efecto dominó. Pero hay quienes quieren cambiar y mejorar aislándose de las cosas que le perturban, aislando o apartando a personas que cree que no le hacen ningún bien, y aquí hay dos cosas importantes: Una, todos necesitamos un espacio de reconexión a nuestro interior, es un reconocimiento a nuestro Ser, a nuestro espacio, a nuestra escucha interior, es necesario y recomendable, pero dista mucho del aislamiento en una burbuja de cristal permanente porque no me gusta lo que me rodea.
Y dos, las personas que ya no sirven para nuestro aprendizaje simplemente desaparecen por si mismas, ya no estarán en nuestra frecuencia de vibración y simplemente cada una hará su vida. Pero no tendremos que apartarlas nosotros, simplemente se irán ellas solas.

Como se puede ver, la “unidad” es muy compleja. Para mí, simplemente debemos ser conscientes de ella sin perder nuestro foco directo y principal: Integrar el aprendizaje que me puede traer la unidad, es decir, el aprendizaje que las demás personas me pueden estar reflejando.

Cualquier persona que nos encontremos en nuestra vida nos mostrará una parte de nosotros. En algunas ocasiones estaremos muy a gusto, nos sentiremos muy bien con esas personas. Esas personas mostrarán una parte de nosotros mismos que hemos superado, una parte con la que nos sentimos a gusto con nosotros mismos. Pero esas mismas personas u otras, pueden hacer que en determinados momentos nos sintamos mal, nos encontremos incómodos, nos provoque una reacción de alteración emocional interna y nos den ganas de salir corriendo y “aislarnos”. Ahí es donde se presenta la oportunidad de integrar la unidad que somos. Sabiendo y entendiendo que esas personas sirven únicamente de recordatorio de que algo en nosotros está sin resolver, que está pendiente, y la prueba la tenemos en que no las queremos tener cerca y las queremos alejar. Si en vez de aislarnos en nuestra burbuja de cristal para volver a estar “a gusto” nos entregamos a la observación y a la consciencia, podemos solucionar cosas que en realidad deseamos solucionar y que de momento, lo único que nos lo está impidiendo, es el miedo.

Integrar la unidad es una herramienta que nos sirve para volver a la individualidad. La individualidad significa reconocer que todo aquello que está fuera de nosotros también se manifiesta dentro de nosotros, pero desde nuestro Ser.
Realmente no hay distinción entre la individualidad y la unidad. Unida es igual a unido, pero unidad también es Uno.
 
"Sentir la indivisibilidad de la unidad del Todo en Uno, nos da lo que somos, Seres individuales".
 
 
 

1 comentario:

  1. Vamos a ver y vamos por partes, q seguro q estamos de acuerdo, pero lo expresamos de distinta manera.
    Creo y lo digo por mi experiencia, q cuando alejamos a alguien de nuestra vista no lo hacemos siempre por miedo ni mucho menos. Lo hacemos mayormente por pereza, por desinterés, por aburrimiento, porq hemos comprobado q no nos aporta ningún "reflejo" o por que, realmente, nos importa un rábano. A veces, también, porque sabemos que son personas muy envidiosas q sólo buscan "matarnos", incluso matar nuestra alma -aunq esto último no sea posible, si no lo queremos-. En fin, que por mucho Uno que seamos, las personas creamos nuestras relaciones por AFINIDAD o porque nos han sido impuestas..., pero, desde luego, no las creamos para pasarlo fatal ni para jorobarnos todo el tiempo. Elegimos cuidadosamente... y profundizamos ,intercambiamos experiencias y perseveramos.
    Pero, vamos, que el miedo no es nuestra pasión dominante respecto a la gente que no deseamos a nuestro lado.
    Ahora bien, si te refieres a que somos Uno con el "homeless" q nos pide algo en el parque, con el asesino, con el loco y etc., etc. Pues sí, ahí sí pasas olímpicamente porq nos da "mucho respeto",q no es más q miedo. Y aún siendo así, no siempre pasas, q muchas veces también les echas una mano!
    Pero lo más corriente es quitarte de en medio.
    Pero a lo q voy. Que no todo son miedos.
    La pereza es muy dominante, aparte d pecado capital.
    Y que no necesitamos teorías zen del Todo y del Uno ni rollitos orientales. Que tenemos aquí nuestro "amar al prójimo como a nosotros mismos", "amar -incluso- a nuestros enemigos", perdonar siempre las ofensas, y las BIENAVENTURANZAS con que comienza Jesús el sermón de la montaña (son 8, ¿las ha leído alguien?) y que son el programa de vida de un cristiano.
    En fin, que nos han regalado "herramientas" suficientes y nos sobran las del esos gurús orientales q, realmente, no aportan nada que no sepamos.
    Bueno, quedo unida al Uno y al Otro y aprovecho para felicitarte por tu sincera entrada.
    Un beso y hasta siempre.

    ResponderEliminar

Gracias por compartir tu opinión y experiencia.