¿Cuántas veces hemos dicho algo contrario a lo que pensábamos?
¿Cuantas veces sentíamos una emoción contraria a lo que decíamos?
Nuestro cuerpo reacciona ante este tipo de incoherencias.
Hoy
estas cosas ya no sirven. Parece como si atravesásemos un etapa
acelerada y muy definida, donde ya no sirve esconder las cosas.
Si
tratas de esconder algo, va a terminar saliendo a la luz.
Es un proceso
de alineación con uno mismo, de reconocer lo que queremos, cómo lo
queremos, y asumirlo. Estamos en una época de claridad, de
discernimiento y de aceptación.
Aceptación a todos los
niveles, tanto todo lo que tiene que ver con mi cuerpo, como con mis pensamientos, mi actos, mis
palabras, y mis emociones. Y todo eso tiene que estar alineado en la
misma onda, en la misma vibración, para que nuestro cuerpo (que es el
reflejo de todo nuestro conjunto) se mantenga sano.
Para
que nuestra vibración esté en armonía debemos reconocer frente a
cualquier cosa o cualquier ámbito en nuestra vida, tanto nuestros
pensamientos, como lo que sentimos hacia eso, como lo que expresamos con
palabras.
En definitiva armonizar nuestros tres cuerpos: cuerpo, mente y espíritu.
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